Las inmediaciones del centro urbano de la ciudad se hallan sub-utilizadas, en tanto no permiten vivirlas. Habitualmente se plantearían usos comerciales, habitacionales, recreativos o culturales, cada uno por separado. El fenómeno de vivir, en cambio, implica la interconexión de éstos usos, no aislados. Habitar responde a hábitos, a lo establecido y a eso que resulta de costumbres no cuestionadas, mientras que Vivir implica una complejidad mayor en tanto exploración atemporal, caótica pero ordenada en el acervo mental interior a través de la conciencia, esa que lleva a entender la interacción entre los usos que el conjunto plantea, no sin alejar los sentidos, mismos que impulsan a recorrer el sitio y vivirlo, para ir más allá de la idea del simple habitar.
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